El subdesarrollo es un estado mental
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013 12:00 AM
Hace ya algún tiempo, una tarde a mediados de los
años noventa, Janet Kelly se me acercó para pedirme un favor. Un tal Lawrence
Harrison estaba dictando varias conferencias en Venezuela, y alguien había
llamado para preguntar si en el IESA había interés en conversar con él.
"No he leído nada de él, pero sí lo he escuchado nombrar... quizás vale la
pena". Por aquellos días no había posibilidad de "googlear" su
nombre, así que decidí probar suerte en la biblioteca Lorenzo Mendoza Fleury.
Allí di con "El subdesarrollo es un estado mental", la más conocida
de sus obras. Unos días más tarde, Harrison abría su intervención ante un
pequeño grupo de profesores, empleados y estudiantes, como un chiste que jamás
he olvidado.
Tres maridos, un liberal, un conservador y un
comunista; regresan a casa al final de una jornada de trabajo. Cada uno
encuentra, en su propio hogar, a su respectiva esposa en la cama con otro
hombre. El conservador decide matarlos a los dos. Adúlteros, infieles e
inmorales: ¡No merecen vivir! El liberal considera lo ocurrido como
consecuencia de sus propios actos. De alguna forma que trágicamente desconoce,
ha sido él el verdadero causante de esa escena. Se suicida. El comunista sale
apresuradamente del lugar y se va a lanzar piedras a las puertas de la embajada
de Estados Unidos. Ese chiste me ha venido a la mente a raíz de la creación del
Órgano Superior de la Economía. Según Nicolás Maduro, "su gran reto va a
ser neutralizar todos los factores que sabotean la vida económica del pueblo...
Un órgano superior para garantizar el abastecimiento y el funcionamiento de
toda la economía y dirigir la guerra económica entre (sic) el gobierno y el
pueblo". Para completar el roster, Maduro anuncia la incorporación de
"las FAN, el pueblo en salas de batalla social, consejos comunales,
comunas, y demás movimientos sociales", así como también la creación de un
0-800-SABOTAJE.
Es así. El gobierno nos quiere convencer de que
estamos como estamos como consecuencia de un colosal sabotaje. El precio del
dólar en el mercado paralelo se ha disparado 300% desde las elecciones de
octubre para acá por un brote especulador. No tiene nada que ver que en el
transcurso de ese período ellos hayan impreso 64% más de dinero, eliminado el
Sitme, y realizado apenas tres subastas en lo que va de año por algo más de
ochocientos millones de dólares. Tampoco tiene que ver con el hecho de que
mantengan las tasas de interés pasivas entre 30% y 40% por debajo de la
inflación, para financiarse "barato" con las pérdidas de valor del
dinero de los ahorristas. Los especuladores son la nación entera, se encuentran
repartidos a todo lo largo de la geografía y el aparato productivo nacional.
Son responsables de la inflación en alimentos (65%), bebidas alcohólicas (56%),
restaurantes y hoteles (52%). Han infiltrado el transporte (42%) e inclusive
los espacios de esparcimiento y cultura (44%). Es una especie muy particular. A
pesar de su deseo de derrocar al gobierno, mantuvieron la inflación en apenas
19% hasta octubre, sólo a partir de ahí empezaron a presionar. Para todos los
que han venido pregonando la adopción de una política económica "más
práctica", la liberación del paralelo, un acuerdo con el FMI y la apertura
de nuevas concesiones petroleras, la creación de este organismo viene a ser
algo así como sacar la tarjeta de "Cárcel" en Monopolio. ¡Sin pasar
por Go!, ni cobrar doscientos. Es demasiado tarde para reinventarse y, en
cualquier caso, no tienen con qué.
Harrison advertía que aquel chiste estaba demodé.
El muro de Berlín había caído. Ya el comunismo había sido barrido de este a
oeste. A ninguno de los que estábamos allí aquel viernes en la tarde se nos
ocurriría pensar que veinte años después estaríamos aquí, sin leche ni papel
toilet, con el salario real y la economía cayéndose a pedazos, escuchando en
cadena nacional el llamado a lanzar piedras en la Embajada de Estados Unidos.
Muchos pensábamos que nos dejaríamos la vida en el esfuerzo de sacar a
Venezuela de aquel lodazal en la que la había dejado la segunda mitad de la
cuarta, encarnada su máxima expresión en la segundo gobierno de Rafael Caldera.
No fue así. Pero las circunstancias nos revelan, no definen quiénes somos. Lo
único que no ha cambiado es precisamente eso: el subdesarrollo está en nuestra
mente. Ahora quizás esté en la mente de unos cuantos más que en aquel entonces.
Nos toca, como escribía Miguel de Unamuno "enfresar nuestra alma en la de
los que la tienen dormida, o acaso muerta, y que viva allí, y allí, hecha como
un óleo, arda y alumbre". No hay luz sin fuego.
@miguelsantos12